06 febrero 2008

Tiendas y tenderos

-Tiendas y tenderos
Balmenor, María, (Vda. de Serrano), Hortensia, Obdulia, María, (Vda. de Quico).
Tiendas de mi barrio.
Recuerdo imperecedero
, de gente trabajadora.
En aquella época no existían los (supermercados ni las tarjetas de crédito) y los propios Comercios crearon el crédito a medida para sus clientes. Algunos vecinos tenían una libreta de crédito, donde se anotaba y se pagaba una vez al mes las compras, otros solamente anotaban en un pequeño papel y pagaban semanalmente (nos fiaban en la tienda) La mano anotadora de Balmenor, María, Hortensia, Obdulia, María Quico, en las hojas de sus libretas plasmaron muchas cuentas, alguna que otr
a historia... y precios con muy pocos ceros.
En la tienda se vendía de todo; harina, azúcar, queso, dulce galletas, fideos, gaseosa, vino, todo fraccionado
por gramos, cuartos y medios kilos/litros. También se conseguía una aspirina, alpargatas (moras o argentinas) se vendía el aceite a granel por medio de un (bidón con manivela), sardines salones, que venían en unos mini barriles, fuera del mostrador había sacos de harina, patatas, alguna fruta -, también había, artículos de bazar, de ferretería, artículos escolares, artículos para modistas, como hilos, botones, cremalleras, agujas, sin faltar los productos lácteos, caramelos, fiambres, y un largo etc. nada que ver con lo que es hoy un supermercado, que se paga con plástico, frío y sin sentimientos.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Al principio de la década de 1940, hubo un economato en el barrio de Arroxo relacionado con una mina ubicada en la Rebollada... Allí se vendía de todo, aparte del suministro de comestible que entraba periódicamente para ser despachado a las familias de los mineros que trabajaban en dicho lugar... Y según costumbre de aquellos tiempos, había unas libretas donde se iba apuntando todos los artículos que la clientela de entonces se llevaban "fiados"... Y el recuerdo nefasto que le quedó a una niña de aquel tiempo sobre este tema es que, a su madre, al frente de aquel economato durante unos años de aquella década le dejaron un "pufo" de 10.000 pesetas que jamás pudo cobrar...por mucho que, desde el lugar donde por circunstancias de su vida hubo de habitar, fuera reclamado lo que en justicia le pertenecia... Sí, yo conocí en mi infancia la tiendina de María en el barrio de Oñón...y también la de Olvido... a las que íbamos a comprar nuestras chucherías pagadas al contado, por supuesto. Los otros comercios, donde se vendían los artículos con libreta para ser cobrados en el tiempo establecido según la costumbre, espero que hayan tenido mejor suerte que la que tuvo la señora que despachó durante un tiempo en aquel economato en cuestión... A mí me parece que, no fue tan tierno y maravilloso el tema de las libretas como aquí nos lo
pintan... Por algo tuvieron que mediar más adelante las entidades bancarias en estas cuestiones.